Saludos GIPEriojanos:

En esta ocasión os traigo la interesante historia de una piedra del espacio que cayó en Varea, al este de Logroño, en 1842, y que nos sirve de excusa para hablar de los meteoritos y recordar, o descubrir, al ilustre riojano Mariano De La Paz Graells. Precisamente fue en una exposición celebrada a principios del 2009 en la Casa de las Ciencias de Logroño, en honor a la obra del señor Graells, cuando pude contemplar el referido meteorito de Varea.

Pero primero presentemos someramente (la información y los ejemplos que se podrían incluir sería enorme) el mundo de los meteoritos, un tema realmente apasionante. Con el término meteoroide nos referimos a la propia partícula sin ninguna relación con el fenómeno que produce cuando entra en la atmósfera de la Tierra. Un meteoroide es materia que gira alrededor del Sol o cualquier objeto del espacio interplanetario que es demasiado pequeño para ser considerado como un asteroide o un cometa. Las partículas que son más pequeñas todavía reciben el nombre de micrometeoroides o granos de polvo estelar, lo que incluye cualquier materia interestelar que pudiera entrar en el sistema solar.

Imagen de Logroño y Varea

En cambio, un aerolito (del latín Aeros = aire; Litos = piedra) o meteorito (del griego meteoron, que significa fenómeno en el cielo) es un meteoroide que alcanza la superficie de un planeta debido a que no se desintegra por completo en su atmósfera. Al entrar en contacto con la atmósfera, la fricción con el aire causa que el meteoroide se caliente, y entonces entra en ignición emitiendo luz y formando un meteoro, bola de fuego o estrella fugaz. Esto ocurre generalmente a alturas entre 80 y 110 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Se denominará bólido a aquellos meteoros cuya luminosidad sea superior a la del Planeta Venus (magnitud -4). Generalmente, un meteorito en la superficie de cualquier cuerpo celeste es un objeto que ha venido desde otra parte del espacio. Los meteoritos también se han encontrado en la Luna y Marte.

Así pues, se emplea la palabra meteoro para describir el destello luminoso producido por la caída de la materia que existe en el sistema solar sobre la atmósfera terrestre lo que da lugar a una incandescencia temporal resultado de la fricción atmosférica. Se define un meteorito como un meteoroide que alcanza la superficie de la Tierra sin que se haya vaporizado completamente. Finalmente, un tipo particular de meteoro es el bólido, que es un tipo de meteoro muy brillante cuya masa es superior a unos 10 gramos o su magnitud de luminosidad es inferior a -3 (generalmente se acepta que sea tan o más brillante que Venus o Júpiter).

Imagen de mesosiderita

La mayoría de los meteoros se desintegran en la atmósfera de la Tierra, aunque se estima que 500 meteoritos de diverso tamaño (desde pequeños guijarros hasta grandes rocas del tamaño de una pelota de baloncesto) logran llegar a la superficie terrestre cada año. Normalmente sólo 5 o 6 de éstos son recuperados y son descubiertos por científicos. Los meteoritos que se logran recuperar después de ser observados durante su tránsito en la atmósfera son llamados caídas. El resto de los meteoritos se conocen como hallazgos. A fecha de diciembre de 2010, existen 1091 caídas atestiguadas que produjeron especímenes en las diversas colecciones del mundo, y que forman las bases de datos ‘oficiales’. En contraste, existen más de 31.000 hallazgos de meteoritos bien documentados.

‘Nuestro’ caso riojano de Varea es uno de esos poco más de mil caídas. Empezamos a ver su importancia… En internet podeis consultar la lista completa en varias páginas (por ejemplo en wikipedia, buscando ‘meteorite fall’), y podreís comprobar, por ejemplo, que en España sólo existen 23 caídas, el último de mayo del 2007 (Puerto Lápice, Castilla La Mancha), y el más antiguo es de mayo de 1520 (Oliva-Gandia, Comunidad Valenciana).

Pocos meteoritos son lo bastante grandes para crear cráteres que evidencian un impacto. Normalmente son causados por meteoroides de hierro, los cuales son más resistentes y transitan intactos en la atmósfera terrestre, mientras que los ‘gigantes’ pedregosos capaces de provocar un cráter son muy raros, y la energía del impacto destruye por completo el meteoro, por lo que no deja ningún meteorito. En vez de todo esto, sólo llegan a la superficie a su velocidad terminal (caída libre), y la mayoría tan solo crea un hoyo pequeño. Incluso los cuerpos pedregosos o helados que son relativamente grandes (como los cometas pequeños o los asteroides) y que llegan a pesar millones de toneladas, son frenados en la atmósfera, y por lo tanto no hacen cráteres de impacto.

La estela de fuego que se genera mientras el meteoroide pasa a través de la atmósfera puede lucir muy brillante, llegando a rivalizar en intensidad con el Sol, aunque la mayoría son muy difusos y no se pueden apreciar incluso durante día. A menudo, durante las caídas de meteoritos se escuchan explosiones, detonaciones, y rugidos que pueden ser causadas por explosiones sónicas, así como ondas expansivas que resultan de la fragmentación del cuerpo. Estos sonidos pueden ser escuchados sobre amplias áreas que llegan a abarcar varios miles de kilómetros cuadrados.

Imagen de mesosiderita rica en metal

Mientras que los meteoroides se calientan durante su paso a través de la atmósfera, sus superficies se derriten y experimentan la ablación. Durante este proceso pueden ser esculpidos en varias formas, dando por resultado profundas «huellas digitales» dependiendo de la orientación en el vuelo, la deceleración, la composición química… en forma de muescas sobre sus superficies llamadas los regmagliptos.

La mayoría de las caídas se recobran por avistamientos de las bolas de fuego o el descubrimiento del impacto en los suelos. Sin embargo, un pequeño número de estos se ha podido avistar con cámaras automáticas y se ha recobrado siguiendo una ruta calculada para el punto de impacto. Porotra parte, hasta el siglo veinte, tan sólo algunos hallazgos de cientos de meteoritos habían sido realizados. De estos, el 80% fueron meteoritos metálicos y metalo-rocosos, que se distinguen fácilmente de las rocas terrestres. Hasta hoy día, se descubren cada año pocos meteoritos rocosos que se puedan considerar como hallazgos «accidentales». Ahora existen más de 30.000 hallazgos de meteoritos en las colecciones del mundo que comenzaron con los descubrimientos de Harvey H. Nininger en los llanos de Estados Unidos.

Mesosiderita de Mincy de 1857

Los meteoritos se nombran con el lugar en donde fueron encontrados, generalmente una ciudad próxima o alguna característica geográfica. Por ello, la caída de Varea aparece en la mayoría de casos nombrada como «Barea» , en la nomenclatura internacional de meteoritos. En los casos donde muchos meteoritos son encontrados en un mismo lugar, el nombre puede ser seguido por un número o una letra.

Tradicionalmente los meteoritos se han dividido en tres amplias categorías:
1. los meteoritos pedregosos (rocas), integradas principalmente por los minerales de silicato. SUponen en 92,8% de las caídas de meteoritos.
2. los meteoritos metálicos (hierro), se componen en gran parte de hierro-níquel. Representan un 5,7% de las caídas de meteoritos.
3. y, los litosideritos, que contienen una composición intermedia entre los dos grupos anteriores, con proporciones similares de material metálico (hierro y níquel) y rocoso (rocas silicatadas). Representan un 1,5% de los meteoritos caídos a la Tierra.

Mesosiderita de Varea

Los modernos esquemas de clasificación dividen los meteoritos en númerosos grupos según su estructura, composición química e isotópica, y mineralogía. Así, por ejemplo, el meteorito de Varea está clasificado como mesosiderita, de las que solo hay 7 caídas documentadas en el mundo, aparte de los hallazgos. Las mesosideritas estan dentro de la clasificación de litosideritos (también denominados siderolitos, meteoritos mixtos, meteoritos pedregosos-metálicos, o meteoritos petroférreos). De este modo, y tomando como criterio el modo en que se formaron, los litosideritos se dividen en dos grupos:

1.Las pallasitas. Contienen cristales de olivino englobados en una matriz de hierro y níquel. Se especula que su origen sea los límites entre el manto y el núcleo de algunos asteroides. Se consideran como los meteoritos más bellos, sobre todo una vez cortadas y pulidas, lo que hace que sean una prioridad para los coleccionistas de meteoritos.
2.Mesosideritas. Su nombre proviene del griego (‘mitad de hierro’). Formados por partes casi iguales de silicatos piroxeníticos y basálticos, y por metales de hierro y níquel, con escasa cantidad de olivino. Su origen puede deberse a múltiples impactos entre dos asteroides, en el que parte del núcleo metálico en estado líquido de uno de ellos se mezcló con los fragmentos de la corteza sólida del otro.

Espero que no os haya aburrido en exceso. Si habeis llegado hasta aquí, seguro que esperareis ansiosos la segunda parte de este artículo, donde nos centraremos en el meteorito de Varea. Escribid los comentarios que gusteis. Gracias.

En el artículo hay una imagen de Google Maps de Logroño y Varea (a la derecha), a continuación dos imagenes de mesosideritas (en el artículo explico que clase de meteorito es), después una fotografía de la mesosiderita de Mincy (EEUU, 1857), y al final una imagen de uno de los fragmentos del meteorito de Varea (al menos así reza en la web donde la encontré).

«Prefiero una muerte agradable que una larga vida»