Saludos GIPEriojanos:
Antes de nada, debo seguir disculpándome en nombre del GIPErioja por el escaso número de artículos que se han colgado del blog el último año. Aún así, el blog no está abandonado, y la intención es continuar añadiendo nuevas e interesantes entradas para los lectores.
A lo que no podíamos faltar es a la ya tradicional felicitación navideña para todos vosotros, que se viene repitiendo desde el año de inauguración del blog, el 2008. Por desgracia éste ha vuelto a ser un año duro económicamente para muchísima gente, y eso afecta al resto de ámbitos de la vida, generando una sensación generalizada de pesimismo, indignación, crispación y tristeza. Por suerte aún en estos momentos brillan con más fuerza que nunca los gestos de generosidad, altruismo, camaradería, y desprendimiento que todos somos capaces de hacer a diario, muchas veces sin casi darnos cuenta.
Si damos un repaso a este año, como siempre, nos podrán haber sucedido cosas terribles y desgraciadas en nuestro entorno laboral, familia o afectivo, pero sin duda, también la vida nos brindó grandes momentos y sorpresas gratamente inesperadas, que con el paso del tiempo van a permanecer fuertemente arraigadas en nuestra memoria y corazón. El ser humano es un superviviente nato, y los malos recuerdos se borran antes que los buenos, y esa característica es la que debemos preservar intacta, ya que nuestra salud, equilibrio y felicidad dependen de ello.
Como cantaba Estopa «Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos. Que vas echando de más, lo que un día echaste de menos». La vida es una mezcla de los bueno y lo malo, el yin y el yang, incluso en nosotros mismos. Centremonos en lo bueno que podemos ofrecer, y lo que recibimos de los demás. En definitiva, como dice el proverbio español, «la vida es grata, a quien bien la acata».
Este año, he sufrido reveses, pero también me han sucedido cosas maravillosa que ya no esperaba. Pongo el corazón en intentar mostrar el mejor adorno navideño, una gran sonrisa en los rostros de nuestros seres queridos. Por esos milagros cotidianos brindo contigo. Te deseo una feliz Navidad y un prospero Año Nuevo. ¡Por vosotros!
«Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia» (Albert Einstein)
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