¡Las brujas hoy!

¿Podemos protegernos de la magia negra?

Los amantes de Satanás pueden ser gente como nosotros que realizan viajes mentales a los mundos oscuros de la magia negra.

Para muchos es incompatible la coexistencia de una civilización avanzada con estas creencias. De lo que no hay duda es de la existencia de estas prácticas y creencias.

En nuestra visión retrospectiva aparecen cientos de casos de conocimiento de consciencia, fenómenos de hierognosis, pruebas personales de sorprendente resultado, pero de todo ello cabe destacar a aquellas personas completamente normales, que lentamente o de súbito, empiezan a notar inquietantes transformaciones que dejan atónitos y confundidos a médicos y científicos, mientras cabe la posibilidad de que esté actuando sobre ellas un influjo negativo de otra persona. O como dirían los creyentes, una fuerza demoniaca.

No se puede negar que existen adeptos o adoradores del diablo. Hoy en día se conocen algunas sectas dedicadas a ese culto cuyos actos apenas se tratan de ocultar a la opinión pública.

En principio no debe sorprender, que asuntos tan delicados como los que entrañan una posible intervención “sobrenatural”, se presenten rodeados de un cierto ambiente de confusión, con aspectos contradictorios, donde se mezclan argumentos positivos y negativos.

Sin embargo lo que más clarifica lo sobrenatural es que los sensitivos pasan del éxtasis a la normalidad, pueden presentar incluso, no necesariamente, abstenía permanente, agresividad del carácter, ansiedad difícil e incontrolable, etcétera… Algunos incluso se acompañan de psicorragias que pueden producir movimientos de objetos, malestar y mala suerte.

Estos fenómenos pueden durar meses e incluso años. Estadísticamente podemos afirmar categóricamente que un 80% de los casos son formulados, un 12% son simulaciones inconscientes y sólo un 8% son verdaderamente influencias negativas por fenómenos extraños, o si son más conservadores llanamente magia negra.

Los cultos varían profundamente del lugar a lugar, por la diversidad de creencias, y es posible hallar elementos comunes de carácter ritual entre las diversas poblaciones que cubren nuestro planeta.

En España remontada la edad media apenas se conocen historias de brujas. Sin embargo son innumerables las creencias, de tipo sobrenatural existentes. Lo que ocurre es que estas creencias, tal vez por el arraigo del catolicismo, rara vez adquieren aspectos satánicos como en otros países.

Principalmente en zonas de fuerte tradición ética, donde abundan montañas y bosques es frecuente, y todavía se da, la creencia en un tipo de brujas.

Esto ocurre, sobre todo, en el País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, sin olvidar Cataluña. Sobre este tipo de brujas que va desde Lamia, Lamiña o Lamiak vasca, hasta la Sorguiña céltica, pasando por las anjanas y xanas cántabras y astures. Vamos a ofrecer algunos datos interesantes.

-El origen de la Lamia vasca es absolutamente clásico. Los autores griegos y latinos ya hablaban de ella el problema de acabar con las láminas aparece también en algunas narraciones vascas.

Se dice que, no hace mucho, los vecinos que viven colindantes a un río de Ceberio, llamado Lamiñerreka, cogieron una lamiña y no pudieron hacerla hablar.

“Eso puede hacerse arando la tierra donde ellas estén, con novillos pardos, el día de San Juan”.

Todo el País Vasco está lleno de esta clase de historias. Algo semejante pasa en Asturias.

En la provincia de Santander, las llamadas anjanas son consideradas como hechicera sus buenas.

¿Las brujas están entre nosotros?

La creencia de la existencia de las brujas, y listeria provocada por ellas sigue vigente dando lugar a comentarios aún en nuestro siglo XXI. Muchas personas se creen afectadas por acción mágica, de conocidos, vecinos, etc. Un porcentaje elevado pertenece a personas con enfermedades psicológicas pero un pequeño número de casos, entre los que pudiera estar alguno de ustedes, el real.

¡OJO! Eso no implica que creamos en fuerzas sobrenaturales, sino que intentamos buscar respuestas satisfactorias al respecto, en muchas ocasiones, psicorragias, infestaciones o efectos telebúlicos.

Cabe, pues, plantearse la hipótesis de protegerse del mal de ojo o de la magia negra. Una acción psíquica lo suficientemente potente y elaborada, o una limpieza de la casa donde hay infestación o poltergueist, o en ocasiones sólo sugestión son suficientes para terminar con el problema.